Suelo moverme bastante en el transporte público, y el otro día contemple una escena que sé que a muchos les resultará familiar.
Me encontraba ya sentada dentro del vagón del Ramal Príncipe Pio-Ópera, en un momento el conductor da la señal que indica que se van a cerrar las puertas. Éstas se cierran y en ese justo momento dejan fuera a una persona. Acto seguido, esta persona se pone a soltar ciertas expresiones poco agradables para el conductor con su correspondiente cara de “si te tuviera enfrente te daba”.
La cosa es que al final el conductor abre las puertas y la persona finalmente pasa al vagón. La cosa es que no os penséis que el susodicho muestra ni el más mínimo gesto de gratitud.
Esta escena he de confesaros que me dio bastante rabia, porque vi en ella un perfecto reflejo de lo que es a día de hoy nuestra sociedad.
La queja prima, la queja está de moda, la queja es la protagonista de la mayor parte de las conversaciones pero… ¿alguien me puede decir para qué nos sirve?
Sí, nos sirve para varias cosas:
– Mantener nuestra situación actual
– Recrearnos en ella
– Cabrearnos más
– Frustrarnos
– Resignarnos
Y el GRACIAS, esa palabra que no cuesta nada y que tanto se nos olvida.
Muchas veces damos por hecho que las cosas tienen que ser de determinada manera y eso no es así, así que cuando ocurran…demos las gracias.
Demos las gracias por todas aquellas cosas buenas, cosas chulas, detalles inesperados y bonitos, por las personas que tenemos a nuestro lado, por tener salud, etc. por todo aquello que nos rodea y tenemos y nos hace sentir bien.
Si lo hacemos, la vida entenderá que apreciamos y valoramos todas esas cosas y nos dará más de ello.
Dar las gracias no nos cuesta nada y nos aporta tanto.
Practica el dar las gracias por aquellas cosas chulas que te pasen y por las cosas agradables que nos regalan las personas que nos rodean.
Practica el hablar más de las cosas buenas que tienes en la vida y, si hay algo que te den ganas de quejarte, no te quejes y cámbialo!!
En tu vida se producirá un gran cambio… ¿te animas?