Las emociones son innatas en los seres humanos, son una reacción subjetiva al ambiente y vienen acompañadas de reacciones orgánicas. Tienen funciones adaptativas para nosotros y se pueden categorizar en 6 emociones básicas:
Miedo
Sorpresa
Aversión
Ira
Alegría
Tristeza
Dentro de estás 6 hay positivas, las que todo el mundo queremos y, negativas, las que solemos querer evitar. Hoy nos quedamos con éstas últimas.
Hace unas seman
as, os hablábamos del momento “bicho bola”, de que era necesario, al igual que las emociones negativas también lo son. Pero habitualmente tanto en consulta como en la vida cotidiana, la mayor parte de los seres humanos se niegan a sentirlas, a rechazarlas y a no querer saber nada de ellas. Las damos la espalda vamos.
Pero ahí están. Y no se irán tan fácilmente. Podemos pasar de ellas, pero tarde o temprano volverán a salir y, en ocasiones con más fuerza incluso.
¿Por qué nos cuesta tanto aceptarlas? ¿Ocuparnos de ellas? ¿Dejarlas estar?
Como decíamos unas líneas más arriba, tenemos tendencia a rechazarlas, sin darnos cuenta que con esto, las estamos dando más poder. Las damos permiso para que habiten en nosotros y se hagan fuertes.
Muchas veces, la gente me comenta que, no se quiere quedar con esa emoción por miedo, ¿miedo a qué? ¿A sufrir? Pues ya lo estás haciendo. Lo peor que te puede pasar ya lo estás viviendo, con lo cual mejor ocuparse para que ese malestar baje.
Todos lloramos, todos tenemos angustia, sentimos tristeza, enfado…y que poco nos gusta convivir con ello. Si están ahí es por algo, algo que hay en nuestro momento que nos está generando eso, y que debemos cambiar nuestra forma de enfocarlo porque si no me va a seguir haciendo daño. Si no me paro a mirar mi tristeza, ¿cómo me la voy a quitar? Las emociones nos hablan y por tanto, debemos escucharlas, escuchar nuestro interior, escucharnos de verdad, porque esas emociones negativas nos están ayudando a que nos demos cuenta de que hay algo ahí que me toca.
Es muy bueno sentir, sea lo que sea, porque nos está ayudando a mejorar nuestro camino. Y a veces, simplemente es que estoy triste por ejemplo, y es bueno quedarnos ahí, con esa tristeza, sin pelar con ella, sin juzgarla…hay que dejarla estar, porque a veces todo el mundo sufre, a veces todo el mundo llora…en eso no estamos solos. Y ES NECESARIO, PORQUE A VECES TROPEZAMOS CON PIEDRAS, DESDE LAS QUE LUEGO ARRANCAMOS.
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