En muchas ocasiones, escuchando a las personas, veo en ellas sensaciones de fracaso, abatimiento y una actitud derrotista. En la mayoría de los casos esto ocurre cuando se habla de proyectos vitales o aspectos fundamentales para la persona.
Cuando ocurre esto siempre me hago la misma pregunta, ¿nos llegamos a sentir así realmente porque hemos fracasado o por qué no se han cumplido las expectativas que teníamos?
Mi respuesta es lo segundo: Porque no se han cumplido expectativas.
Pero ¡Ostras! En ¿qué posición tan chunga nos deja eso no?
Es inevitable tener o generar expectativas de cualquier cosa: de cómo nos va a ir el día, de la compra que acabo de hacer, de cómo nos saldrá la comida, cómo nos lo pasaremos en el viaje que tenemos…Pero tenemos tener mucho cuidado, con que esas expectativas que teníamos, determinen la nota final a lo que realmente ha ocurrido.
Es como cuando vamos al cine a ver una película de la que nos han hablado maravillas, hemos leído críticas estupendas, y cuando vamos a verla salimos diciendo “Pues no era para tanto”. Hemos llegado a esa conclusión ¿Por qué efectivamente no era para tanto? ¿Por qué no ha cumplido la idea preconcebida que llevábamos de ella?…y ¿Si no hubiéramos oído y leído nada, nos hubiera gustado?
Pues si esto pasa con una película, ¿qué no pasará con nuestras vidas? Y es que, como decía antes, es inevitable tener expectativas. Pero esas expectativas son generadas en base a cómo nos gustaría que ocurriesen las cosas o en base a nuestros miedos.
Las cosas que nos gustarían que ocurriesen están basados en el futuro y nuestros miedos en experiencias pasadas, por tanto se nos olvida lo más importante: EL PRESENTE.
Nos olvidamos de sacar partido y evaluar nuestra verdadera situación: el presente, por todo ese conjunto de expectativas que teníamos. En el fondo nos hacemos un flaco favor, porque nos estamos perdiendo lo que realmente tenemos. Y sobre todo estamos perdiendo la capacidad de poder sacar el mayor partido a lo que SI TENEMOS.
Seguro que muchos de nosotros, hemos pensado alguna vez en tener un pisado de tropecientos metros cuadrados pero, al no tenerlo, ¿eso convierte al que tenemos en algo malo? ¿En algo frustrante? Pues Señoras y Señores, personalmente no me importaría tener algún metro cuadrado más pero, resulta que, con mis metros actuales tengo lo que me hace estar bien: un espacio, una cama, un hogar, cariño…¿vamos a dejar que unos metros me priven de esto? NOOOOOOOO.
Así que, disminuyamos expectativas porque en muchas ocasiones nos impide ver que todo cuanto tenemos a nuestro alrededor, que es todo lo que necesitamos para ser felices.
Dinos que te ha parecido este artículo, Puntúa (DE 1 A 5 ESTRELLAS).