En este artículo, descubriremos cómo el amor propio y la confianza en uno mismo pueden ser entrenados y fortalecidos. Aprenderás a cambiar la narrativa interna de tu mente y a tratarte con amabilidad y comprensión. ¡Prepárate para tomar las riendas de tu propio crecimiento personal!
Tu mente: la mejor aliada en el entrenamiento
Si, como lo has leído, se entrenan. Si crees que tú no puedes, presta atención en cómo tratas a otras personas, si eres capaz de ser amable y cariñoso o cariñosa con otros, también puedes serlo contigo mismo/a.
El primer punto en el que empezar es tu mente. Tu mente es tu narradora continua de todo lo que ocurre en tu vida, y le da un valor y una opinión a todo. ¿Qué ocurre con ella? Pues que no está diseñada para que seas feliz, si no para que sobrevivas.
Tu mente siempre te va a poner delante cualquier problema que pueda ocurrir, se va a anticipar a ellos (si, también a los que jamás ocurrirán). Y oye, esto es bueno, es un indicador de que tu mente funciona perfectamente.
Ahora, tu mente es tuya, eres tú quien tiene que coger las riendas y ante este tipo de mensajes negativos e incluso catastrofistas decir: “ok, mensaje recibido, pero sabré resolverlo”, “ok, cuando llegue, lo vemos”, “¡anda! Pues puedo resolverlo ya y me quito de preocupaciones” …
Y aquí es donde el entrenamiento es importante, tu mente va aprendiendo de lo que le dices y sus reacciones ante lo que ocurre en el entorno se irán moderando con ello (moderando, porque recuerda que su función es que sobrevivas, no hacerte feliz), y cuanto más amable vayas siendo conscientemente contigo, cuanta más comprensión te des y menos juicio, más amable también irá siendo ella y con ello tu amor propio y tu confianza crecerán.
Transforma tu relación contigo mismo
El primer paso es tomar las riendas de lo que tu mente te cuenta y para ello arrancamos con una toma de conciencia y una vez tengas “pillado” el cómo te diriges a ti, es momento de modificarlo hacia algo más amoroso:
- ¿Has prestado atención a cómo te hablas?
- ¿Qué lenguaje utilizas para referirte a ti?
- ¿Te tratas más con juicio o con comprensión? ¿Con crítica o con cariño? ¿Cumples con las promesas y propuestas que te haces?
- ¿Haces planes contigo mismo/a?
Una vez que tengas tus respuestas, mira cómo quieres enfocar tu relación contigo mismo o contigo misma, cómo te gustaría que te hablara esa narradora, qué te gustaría que te dijera y ve dirigiéndola cada vez más hacia allí.
- Si el tono que utilizas contigo no se parece al que utilizas con gente a la que quieres, es hora de cambiarlo.
- Si las palabras que usas hacia ti, no las dirigirías a alguien que quieres, ¡también toca cambiarlo! PROHIBIDO TOTALMENTE INSULTARSE A UNO MISMO (ni en broma).
- Sé comprensivo y comprensiva contigo y tus circunstancias y si te equivocas, enfócate en el aprendizaje para la siguiente (al fin y al cabo, de eso va la vida).
- Con cada promesa que no cumples, pierdes confianza en ti y tu capacidad de logro, y viceversa, con cada una que, si cumples, sumas confianza en ti y tu capacidad para alcanzar aquello que te propongas.
- Dedícate espacios de disfrute, haz tiempo a aquello que te encanta.
Después de todo, ¿acaso te querría igual tu gente si les hablaras mal? ¿Confiarían otros en ti si faltaras a tus promesas? ¿Tendrías relaciones buenas y sólidas con personas a las que no dedicas tiempo de calidad? Pues lo mismo ocurre hacia ti.
Así como valoras y te preocupas por las personas cercanas a ti, es importante tratarte con el mismo amor y respeto. Recuerda que las palabras y acciones hacia ti mismo/a tienen un impacto significativo en tu relación contigo mismo/a y en tus interacciones con los demás. Empieza por cambiar tu narrativa interna y cultiva el amor propio y la confianza en ti mismo/a. Ahora, ¿por dónde vas a empezar? 😉
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