¿Cuántas veces has oído eso de que la pareja hay que cuidarla? ¿Que las relaciones se cultivan? ¿Que no se pueden dar por hechas?
Seguro que mil. Siento a veces que es una frase tan repetida que la decimos sin “sentir” el contenido de fondo.
Efectivamente las relaciones se trabajan y se cuidan, y cuando no se hace se terminan. Cualquier tipo de relación.
Si bien, en las relaciones de pareja, especialmente cuando se llevan muchos años de convivencia, con la rutina y el trajín diario es más fácil olvidar la importancia de cuidarla.
Parece que el vernos todos los días ya es suficiente, pero la verdad es que si nos limitamos a cruzarnos, a compartir un espacio… la relación, como poco, se va aguando, va perdiendo consistencia y sabor.
Es fundamental aportar tiempo de calidad, compartir. Y a medida que llevamos más años, esto se vuelve aún más importante, porque ¿sabes eso de que la gente nunca cambia? ¡Es mentira! Todas las personas cambiamos a lo largo de la vida, eso sí, no como los demás quieren.
Cambiamos con las cosas que nos pasan, las que aprendemos, las que sentimos… Y en pareja, somos dos personas cambiando continuamente, cada una en su ritmo, cada uno con sus experiencias y vivencias.
Esto implica una cosa muy importante: que cada persona cambiemos continuamente, supone que la relación igualmente está en ajuste continuo.
Por eso, esos espacios de calidad para compartir en pareja son fundamentales. Son espacios para el reencuentro “de verdad”, donde contarnos cómo estamos, compartir cómo nos sentimos, qué hemos vivido… las cosas que son realmente importantes para cada unx.
Una humana el otro día me compartía algo muy interesante:
“Mi chico lleva haciendo en su trabajo cosas chulísimas un montón de tiempo y no me lo contó hasta ayer que estábamos paseando en bici”.
Y esto es algo que es muy fácil que ocurra. En casa, estamos en nuestro lugar de descanso de mente y cuerpo. Y es fácil que cosas que son relevantes en otros ámbitos se queden fuera al cruzar esa puerta.
Y es que esos espacios de calidad no deben ser solo metafóricos, también deben ser físicos. Si estamos siempre en el mismo entorno juntos, tenderemos a repetir comportamientos, rutinas y conversaciones. Estar en entornos diferentes, también favorece que saques a la luz otras partes de ti, de vosotrxs.
De esto va especialmente el primer hábito, de crear espacios “en pareja y de pareja”, y te apunto 9 más que funcionan en parejas que son duraderas y felices:
- Tienen citas románticas: en sitios especiales, cuidando su imagen y su comportamiento
- Son cariñosxs: tienen gestos mutuamente, cuidan sus palabras con la otra persona
- Celebran sus logros: los propios, los de la pareja y los mutuos
- Dan más valor a las opiniones de su pareja que a la de otras personas
- Mutuamente hacen pequeñas cosas por la otra persona
- No hablan mal del otro u otra con otras personas (insultarse prohibidísimo, incluso en broma)
- Ante un problema, buscan soluciones no culpables
- Ante un problema no hacen suposiciones sobre la pareja, preguntan
- En las discusiones el objetivo es llegar a puntos medios o acuerdos, no “ganar”
- Escuchan antes de responder
Estos son solo algunos de los hábitos que a mi me parecen interesantes y que quería destacarte para que los tengas en cuenta pero estoy segura de que a ti se te ocurren muchos más, ¿me los cuentas? Recuerda que todo el equipo estará encantado de escucharlos e incluso de comentar contigo tu situación de forma personalizada.