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Si os hablo del día o de la época en la que habéis sido un / una bicho bola ¿Sabéis a lo que me refiero, verdad?
Esos días donde no quieres saber absolutamente nada del mundo, donde no saldrías de la cama, donde todo te da igual pase lo que pase, donde exterminarías a toda la humanidad y, todo por el hecho de que nada ni nadie te moleste, que no te saque de ese estado, en el que nos regodeamos de lo mal que nos van las cosas y de lo infelices que somos.
Pues si señores y señoras, esos días existen y son necesarios. El problema es que en lugar de hacer de ellos días constructivos, los hacemos destructivos.
Los hacemos destructivos, porque como ya hemos hablado en otras ocasiones, ponemos la responsabilidad en el otro. Con lo cual, es el otro o la situación la que genera mi malestar “si esto no fuera así o asá…” “Si fulanito o menganito no hubiesen hecho eso…” “Si mi trabajo…” y ahí empieza la autocompasión: cagada. ¿Por qué? Porque me pongo en el papel de víctima y, eso ya nos deja totalmente en tierra de nadie, como un bicho bola incapaz de salir de su caparazón.
Y si, el mundo y los demás tiene su “aquel” pero… ¿Y nuestro “aquel”?. En el fondo, ¿Nos paramos a mirarlo?
En esos días es donde sale toda la mierda (con perdón) que tenemos de manera inconsciente en la cabeza, y que de vez en cuando va saliendo de forma repetitiva. Y aunque luego, en los días de sol, ya no nos acordamos, el día menos pensado vuelven a salir.
Y es en esos días, después de haber identificado mi “aquel” o mi mierda que se repite, es cuando de forma constructiva deberíamos pegarnos una ducha cerebral. Para empezar a limpiarnos.
¿Eso que implica?
Pues que en los días bicho bola, es como el momento estiércol. Huele mal, es desagradable pero de eso sale lo más maravilloso del mundo. Y sobre todo salen cosas nuevas y llenas de vida.
Las ideas o las cosas que pensamos no vienen a la ligera. Vienen por un motivo, y tienes que mirar dentro de ti y preguntarte porqué me siento así o porqué pienso eso. Verás como todo eso que te viene son mentiras y malas pasadas que te está jugando tu cabeza por alguna herida que tengas del pasado (ya sea consciente o inconsciente) Y aunque no sepas, cuál sea la herida, ¿De qué nos vale quedarnos arrugados? ¿Seguir potenciando más mi basurilla?
Por eso en esos días hay que construir y si, construir desde la mierda. Porque tenemos saber qué cosas son las que nos están impidiendo creer, poder verlas para destruirlas y una vez destruidas o debilitadas, o a veces simplemente pasando de ellas, saldremos de papel de víctima a coger el papel de protagonista, coger responsabilidad y poder andar hacia donde nosotros queramos y no donde la autocompasión nos lleve.
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Un comentario

  1. Me ha encantado esta lectura!! La de días de bicho bola que tenemos, pero es verdad que no podemos quedarnos en ellos de forma permanente. Gracias por recordarnos que también se puede y se debe sacar cosas positivas de estos días en los que nos sentimos peor!

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