Desde pequeños, cuando somos seres bastante dependientes, nos acostumbramos a soler pedir permiso para todo a los demás.
Tal vez este sea uno de los primeros hábitos que cogemos en la vida, y que luego vamos soltando.
Pero después de todo este aprendizaje…realmente aprendemos a darnos lo que nos merecemos?
Si si, cuando hablamos en las sesiones de darnos permiso o si realmente nos damos lo que nos merecemos, rápidamente solemos contestar que sí, pero a la hora de la vedad…es mentira.
Nos solemos permitir aquello que nos han dicho que está bien o que se “debe”. Nos permitimos aquello que nos han dicho que nos merecemos…pero en el fondo, no nos damos lo que realmente queremos.
Esto ocurre por varios motivos:
- Damos por sentado que lo que nos han dicho los demás es lo cierto acerca de nuestra persona y de nuestro merecimiento.
- No nos solemos escuchar, por tanto, a la hora de la verdad no sabemos lo que queremos realmente.
- Cuando deseamos o queremos algo dejamos que pasen un montón de miedos.
Para darnos permiso de verdad el proceso sería el siguiente:
- Darte tus ratos para preguntarte y escucharte para saber realmente lo que quieres.
- Convencerte y creerte que te mereces lo mejor del mundo, y que te das permiso para conseguirlo.
- Dejar bien claro tus objetivos y aquello que deseas.
- Trazar un plan
- Llevar a cabo cada día ese plan.
Y nunca, NUNCA, olvidar que te mereces dar y recibir lo mejor.
Sin esta premisa, no dejaras ni conseguirás que las cosas lleguen a tu vida.
Date permiso y comienza a moverte en la dirección que deseas desde…AHORA!!
Feliz Semana